La higiene y los cuidados de la piel siempre debe ser siempre una prioridad, especialmente en el ámbito del maquillaje.
El maquillaje se aplica en partes sensibles de la cara, como los ojos, labios o nariz, zonas íntimas muy susceptibles de transmitir bacterias, gérmenes y virus.
Hay que recordar que después de usar un pincel las bacterias e infecciones pueden sobrevivir en el maquillaje, siendo algunos de los casos más comunes los orzuelos, el acné, el herpes oral (blister) o la conjuntivitis.
Una buena práctica es limpiar las brochas y pinceles de maquillaje después de cada uso, pero es una de esas cosas que nadie hace aunque debería. ¿Quién no ha probado alguna vez un producto nuevo de maquillaje en una tienda? ¿Quién no ha cogido prestada la máscara de una amiga?
La modelo Anthea Page comparte su historia con una foto en Instagram tras sufrir una infección por estafilococo después del maquillaje para un desfile de moda:
Un caso extremo es el de esta mujer que se infectó con la bacteria estafilococo áureo o SARM que la dejó en estado de invalidez, después de usar la brocha para maquillaje de una amiga.
Los expertos recomiendas limpiar una o dos veces por semana las brochas y pinceles con un limpiador suave. De esta forma no solo evitamos infecciones sino que alargamos la vida del material.
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